Diseñada hace más de 20 años, la Casa Matriz de Atika tiene el sello característico de la obra de Gonzalo Mardones. Se trata de un edificio de doble altura y espacios integrados que giran en torno a una escalera escultórica central; un edificio que ha sido pensado para convertirse en una gran vitrina hacia Vitacura, el barrio en el que se emplaza.
Gracias a sus materiales atemporales y a su configuración espacial adaptable, el edificio permitió incluso, durante los meses de confinamiento, mantener su funcionamiento y la atención a clientes y arquitectos sin problemas. Conversamos con Gonzalo Mardones, quién nos cuenta del proceso de diseño del edificio y específicamente sobre la elección de sus materiales.
Al iniciar el proceso de diseño, Gonzalo Mardones y su equipo se dedicaron a escuchar y entender las necesidades particulares del mandante, en este caso, la familia Khamis. Luego, analizaron los temas predominantes del sitio y estudiaron los conceptos puramente arquitectónicos para dar una respuesta formal y constructiva.
'Fue clave diseñar un edificio versátil, de plantas lo más diáfanas posible, que se constituyera como una gran vitrina hacia la avenida Vitacura', cuenta Gonzalo.
El proyecto se estructura entonces mediante los muros laterales, ubicando "el núcleo de circulaciones en la parte posterior y una serie de pilares circulares que permiten el recorrido libre por cada piso". Además, se diseñó un elemento central –la escala escultórica– que a la manera de un Calder, equilibra la composición y permite también el recorrido vertical por el corazón del edificio.
El volumen completo fue soterrado, generando un subsuelo habitable, liberando patios de iluminación y permitiendo una ventilación natural hacia Vitacura. Al retranquearse, el peatón accede atravesando por un puente sobre patios subterráneos abiertos a la luz vertical, a la luz del cielo. "La fachada se mueve hacia atrás también en el último piso, generando el remate y la utilización de la quinta fachada como un lugar de encuentro y de expansión con las mejores vistas hacia el cerro Manquehue y hacia la cordillera", agrega.
Al cumplir con la función de showroom, el edificio debía ser adaptable a futuros cambios en la exhibición de los productos que comercializa Atika, por lo que se plantea un volumen a la manera de un gran contenedor muy "moldeable", con distintas situaciones espaciales.
'Se concibió un edificio blanco, abierto completamente al sur, permitiendo la entrada de luz natural. El edificio se entiende como una caja que acoge la exhibición, a la manera del concepto de cubo blanco del espacio museístico. La luz vertical, diagonal y horizontal penetran este cubo de manera que el blanco permite reflejar esa luz y poner en valor los colores y texturas de los productos expuestos. En ese sentido cada fachada se perfora de diversas maneras de manera de controlar el sol y dejar entrar la luz'.
El espacio de alturas generosas y bien iluminado permite exhibir productos cuyos formatos, en lo que a revestimientos se refiere, son cada vez más grandes. "Esto último es fundamental para poder apreciar los colores y texturas sin las interferencias que genera muchas veces la iluminación artificial. La espacialidad que tiene el edificio juega un rol muy importante en la exhibición de los productos, ya que nos evita la saturación visual que resulta tan agobiante para los profesionales y clientes cuando de elegir los productos se trata", comenta Muriel Khamis, Directora Ejecutiva de Atika.
La elección de los materiales
El edificio es completamente estructurado en hormigón armado y con terminaciones de color blanco, tanto en los exteriores como interiores, asegurando una iluminación natural de muy buena calidad. Para los pisos se eligieron porcelanatos de formato cuadrado color arena, que potencia también la idea de un espacio expositivo neutro. En las oficinas se optó por pisos de maderas mas obscuras que otorgan la calidez necesaria.
'De Atika, incorporamos principalmente los pisos, tanto cerámicos como de madera. Además de todas las griferías, sanitarios y WC. Todos estos materiales eran en su momento líneas nuevas, y han perdurado hasta el día de hoy de muy buena manera', asegura Gonzalo.
Esta atemporalidad es fundamental para su efectivo funcionamiento actual. "Atika es en esencia una empresa de vanguardia, motivada por traer a nuestro mercado las últimas tendencias del mundo en productos para la arquitectura e interiorismo. El diseño del edificio así lo refleja. No hay que olvidar que es un proyectó desarrollado muy a comienzos del 2000 y sigue siendo icónico y totalmente contemporáneo", agrega Muriel.
Al ser el edificio una vitrina y una caja expositiva al mismo tiempo, las terminaciones son parte de lo que se exhibe permanentemente. Así, los materiales de terminaciones se convierten en parte de una "exhibición efímera", aportando a los conceptos que fundan el proyecto: un espacio libre, blanco, neutro y muy iluminado, que recibe efectivamente la exhibición de los distintos productos en rotación.